Aguas Micelares – Dra. Susana Misticone
Como lo indica su nombre, es un agua que contiene micelas. Estas son estructuras complejas que tienen la forma de una microesfera invisible, compuesta por dos polos: uno hidrófilo que la hace soluble en agua y otro lipófilo que le permite atrapar la grasa.
Gracias a esa doble afinidad, el agua micelar puede atraer toda clase de impurezas, tanto las grasosas como las de base acuosa y así depositarlas en el algodón con el que la aplicamos; por ello también sirven para limpiar el cutis. Esto permite que se eliminen de una manera más eficaz los residuos externos provenientes del medio ambiente, así como las impurezas ligadas al funcionamiento natural de la piel y al sudor.
En los últimos años, el marketing de belleza nos ha invadido con estas dos palabras: agua micelar y tónico. Por el parecido que tienen en cuanto a sus consistencias, algunas personas creen que pueden suplantar el uno por el otro, cuando en realidad, cada uno tiene características específicas que los diferencian. Entonces, la pregunta del millón sería; ¿agua micelar o tónico?
Aunque haya similitudes en su aspecto por ser líquidos y transparentes en su mayoría, una de las diferencias esenciales entre el agua micelar y el tónico, es que la primera está destinada a la limpieza del rostro y para eliminar impurezas; mientras que el segundo es una sustancia que se aplica en toquecitos con el propósito de cerrar los poros, depurar la piel y prepararla para
una crema hidratante. En pocas palabras, ambas se complementan. Aunque podemos decir que, entres ambas, la menos necesaria es el tónico, debido a que el agua micelar puede ser parte de la rutina básica de limpieza para cualquier tipo de piel.
Dra. Susana Misticone @dermamisticone